Imagina una casa que comienza con un jardín propio a la entrada, lo bastante amplio como para aparcar o simplemente recibirte cada día con su aroma a tierra húmeda y el frescor del amanecer. Estás en el Conjunto Residencial Paradise Golf, a un paso del campo, donde el silencio tiene textura y la brisa sabe a libertad.
Al entrar por la parte trasera, cruzas un porche con barbacoa que ya promete cenas largas, risas compartidas y domingos de calma. El salón, con chimenea, se convierte en el centro cálido de la casa; un lugar que invita a detenerse. En esta misma planta baja, hay una habitación acogedora con armario empotrado, un aseo con ducha funcional para el día a día y una cocina con galería que recibe la luz de la mañana como un ritual.
Subes y el aire cambia. Dos habitaciones con armarios empotrados: una con balcón donde asomarse a ver cómo cae la tarde; otra con una terraza íntima que parece hecha para los silencios. Un baño completo da servicio con comodidad y claridad.
Y luego está la cima. Una terraza solárium con vistas abiertas, casi cinematográficas, donde el tiempo se diluye. Perfecta para leer, tomar el sol, meditar… o simplemente observar cómo respira el mundo.
La vivienda está recién pintada, lista para entrar a vivir sin más que tus cosas y tus ganas. La urbanización ofrece piscina comunitaria, espacios cuidados y ese ambiente donde apetece quedarse.
Aquí no solo adquieres una propiedad. Aquí te regalas una forma de vivir.